Meditación o estado meditativo

Estas reflexiones que han surgido, no son más que lecciones que interiorizo al escribirlas

Compartirlas en este blog acompaña mi camino de aprendizaje y perdón. S.H

No somos conscientes del cuerpo en movimiento si no hacemos un esfuerzo. Caminamos sin pensar en nuestros pasos, o movemos un brazo para sujetar algo, tecleamos en un ordenador, conducimos sin pensar en el movimiento que estamos haciendo. Es automático.

Meditar sería como pasar del estado automático al estado de reposo, y no sólo del cuerpo sino de la mente; para poder ser conscientes del cuerpo tenemos que pararlo. Para poder sentir que está ahí el instrumento con el que me expreso tengo que detener la acción.

Una vez detenido nos volvemos más conscientes de su latir. Ahora percibo más la incomodidad, el picor, la molestia… soy más consciente de todas las distracciones que en modo automático estaban ahí pero no conciencializaba. Parece una contradicción que haya que parar el cuerpo para sentir el cuerpo, pero no lo es.
Al detener la actividad surgen los obstáculos a la quietud y es entonces cuando puedo verlos y soltarlos. Identificamos así nuestras resistencias a salir del modo automático y dejarlas marchar. Todo comienza con la elección de preferir la quietud y la calma al movimiento automático e inconsciente. Con un poco de práctica ni siquiera es tan necesario estar en reposo, sólo ser consciente.

Lo mismo ocurre con el pensamiento. Qué cantidad de pensamientos automáticos e imperceptibles llevamos con nosotros. A veces tan sutiles que no nos damos cuenta de ellos y percibimos directamente la emoción que surge.
Al hacer quietud y silencio voluntariamente tenemos la intención de desconectarnos del modo automático y ser más conscientes tanto de nuestro cuerpo como de nuestros pensamientos y entonces salir de ellos. Algo así como verlos pero no tocarlos, no dejarnos atrapar y desde el silencio interior abandonarnos a una mente vacía y un cuerpo inexistente. Desde ahí es más fácil unirme a mi experiencia y agradecer la vida tal como es.

Sin duda es un camino hacia el bienestar y la paz.

Fraternidad

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Estas reflexiones que han surgido, no son más que lecciones que interiorizo al escribirlas.

Compartirlas en este blog acompaña mi camino de aprendizaje y perdón. S.H.

Viene a mi mente la idea de fraternidad y enseguida evoco la imagen de comunidad donde vivir todos unidos, acompañándonos unos a otros, enseñándonos y aprendiendo. Escuchando al otro y a nosotros mismos y aprendiendo a comunicarnos desde el corazón.

Tomo consciencia del sentimiento fraternal de compañía o mejor, acompañamiento.

Me he separado de la fraternidad que me ofrece mi experiencia al querer utilizar a las personas considerando si me servían o no para mis fines equivocados. Veo el error de separarme y alejarme de mis hermanos si no puedo obtener o no cumplen las expectativas y deseos de mi ego de sacar partido.

Pero más allá de mi abandono, hoy agradezco los reencuentros con personas que nutren mi alma y que mantienen mi abrazo largo tiempo. Algunas de esas personas que se quedaron atrás en mi camino persiguiendo sueños falsos de felicidad falsa.


Comprendo hoy la retroalimentación de la compañía mutua fraterna. Me he creído abandonada y por eso he abandonado yo antes. Hoy recupero el amor que negué y pido ayuda para saber elegir no seguir rechazándole perdida en la forma.

Almas relacionándose con almas. ¿Cómo tener miedo de un hermano? Las categorías que imponemos a las relaciones son invención del ego. Categorizar es usar. No quiero utilizar más a mis hermanos para hacerlos cómplices de mi miedo al amor.

Perdono mi deseo de obtener porque me siento incompleta.