Dice el anexo a un curso de milagros que la terapia de la mente es la única terapia que realmente existe, pues todo comienza y acaba en nuestra mente. Suena bien, a mi mente le encanta trabajar y más si es sobre sí misma, perfecto -me digo-, no son sentadillas esto sé hacerlo y además me gusta, ¡bienvenida psicoterapia!
«Estas sesiones invitan a parar, contemplar y escuchar, simplemente observar cómo el paisaje interno se despliega, saboreo este misterio..» Flowpiano, feb. 2022
• ¿Qué es la psicoterapia?
«La psicoterapia es un proceso que cambia la manera en que uno se ve a sí mismo», sin embargo, lo que NO hace es restablecer la verdad en mi mente, sólo le abre paso.
El fin de la psicoterapia se desvela desde el principio: corregir la creencia de que la ira me
puede proporcionar algo que realmente deseo y que si trato de justificar mi ataque, me estoy protegiendo a mí misma.
Admitir esto como un error será el éxito de este proceso. La verdad de quien soy, entonces,
no parece que sea algo de lo que tenga que ocuparme (qué pena este objetivo era más guay: “proceso de descubrir la verdad que soy”.. sonaba tan espiritual..)
• ¿Por qué necesito terapia?
Porque hay otro objetivo en mi mente, así de desnudo te lo digo, mostrando mi locura desde la primera hoja: conservar mi concepto de mí misma, mi vida y mis ideas de lo que es real, pero sin el sufrimiento que conlleva. No quiero cambiar, sólo que no me duela la vida que tengo.
Una parte de mi mente busca magia = poderes espirituales que me proporcionen una ilusión “mejor”: poder lograr los cambios que quiero pero conservando lo que creo ser, lo que me “hace feliz”, mis relaciones y mis identidades. Si además esta psicoterapia espiritual me da un poder mágico que pueda integrar, mejor.
Este golpe de honestidad que acabo de escribir, viene apoyado por el texto de la psicoterapia, lo escribo y al mismo tiempo reconozco que es verdad, es decir, deseo la paz de Dios, estable y duradera y dejar de sufrir por ser lo que no soy, pero también deseo conservar un pedazo de ilusión donde ser y mostrar esa paz para alguien.
Por suerte, parece que soy de manual, concretamente del curso de milagros, mis metas secretas ya las conoce el Espíritu Santo, y me dice: tranquila, no importa lo sincera que puedas ser, no necesito que creas que Dios es la verdad para comenzar, solo que estés dispuesta a cambiar tu sistema de creencias, a distinguir la verdad de la ilusión reconociendo que no son lo mismo. Sea cual sea la ruta que elijas, toda psicoterapia conduce finalmente a Dios.
Me trae paz, me anima y me siento acompañada.
Otras ilusiones que hay en mi mente ahora:
- No tiene sentido que escribas esto, no le interesada a nadie y solo buscas ser especial
- Esta mal escrito además
- No sabrás ser constante y mostrarte así de desnuda en este proceso. Lo dejarás perfecto, acepto todo, me perdono, y lo muestro.
Gracias.
Bien, ahora lo mismo pero en imágenes:
Herramientas terapéuticas de una estudiante del curso de milagros
Pues sí, habiendo mundos – y vidas- más evolucionados me ha tocado nacer en este! Me he cabreado tanto como Mafalda toda mi vida, y que salga esta viñeta justo ahora es perfecto.
No tengo poderes mágicos, no siento ni veo energías, ni canalizo, y tampoco tengo una vida evolucionada como para mostraros fotos bonitas desde una playa de ensueño.
Pero esa es precisamente mi trampa, tratar de buscar las condiciones ideales fuera que “harán” que mi vida cambie, y he tenido que probar varias veces: y si me divorcio, si tengo tengo más tiempo para mí y menos con mis hijos será lo ideal, si me marcho a vivir a Mallorca para empezar de nuevo será lo mejor, si tengo una pareja que también es espiritual y me quiere sobre todas las cosas entonces sí, si fortalezco mi suelo pélvico, si cambio de trabajo y me hago funcionaria entonces sí…. Ufff!
Porque cualquier cosa menos lo que tengo vale, así soy una víctima de mis circunstancias y solo me queda gritarle mi malestar al mundo y encima ahora con lenguaje espiritual, !jodida pero con aura!
Hasta darme cuenta -también hartarme- y decidir que todo eso se acabó. Ahora asumo las riendas de mi vida, me sitúo en la causa y no en el efecto y me cabrea, claro que sí, pero ya estoy cansada de tener la razón. Deseo la paz de Dios, aunque me asuste, aunque exista conflicto de intereses en mi mente, aunque crea que estoy flipando y sobre todo, aunque crea que eso no es suficiente. Decido no creer ni alimentar la idea de que puedan ocurrirme cosas en contra de mi voluntad.
Esta vez, decido que el cambio vendrá de dentro, o no será un cambio, y pongo testigos para no esconderme.
Comenzamos la psicoterapia, ¿me acompañas?.